¿Te diste cuenta cómo en un abrir y cerrar de ojos nuestra vida se convierte en un caos? Una pequeña falla técnica, y en un de repente, todo se vuelve un desastre y nos desestabiliza.
💭Y si lo que hubiéramos presenciado este martes en RD no fuera un apagón energético general, sino aquel evento que por tanto tiempo se ha anunciado, que esperamos y que, como ladrón en la noche vendrá de repente.💭
¿Estabas listo el martes? ¿Estás listo(a) para ese día repentino?
En enero de 2024 la República Dominicana (RD) se vio inmersa en un caos repentino con el sistema financiero, por causa del desplome de todas las plataformas digitales del Banco BHD, lo cual impidió incluso hacer transacciones de manera personal. Así mismo, en agosto de ese mismo año, otro caos por el apagón en el sistema de semáforos en toda la capital dominicana y, este martes 11 de noviembre de 2025 con el blackout general que afectó al país completo. Y ni pensar en todas las tragedias repentinas que nos han marcado, las torres gemelas en 2001; en Estados Unidos, el maremoto en Indonesia; en 2004; el Jet Set en RD, en 2025; derrumbes, explosiones, accidentes, terremotos, inundaciones, incendios, entre otras. Cada una de esas situaciones ha provocado intranquilidad, inseguridad, pánico, ansiedad, tristeza, malestar general, entre otras, que han afectado diferentes escenarios de nuestras vidas: trabajo, estudio, finanzas, movilidad, familia, amigos, emociones, salud mental, etc.
Así como a la mayoría de las personas nos tomó por sorpresa cada situación mencionada, y no supimos qué hacer en cada momento, así mismo nos pudiéramos ver en aquel día, cuando regrese ese Cristo del cual por tantos años hemos predicado. Imagínate pensar o decir que al final no estuvimos preparados para el acontecimiento, ni tú ni yo.
El Señor nos dice en su Palabra que “miremos, velemos y oremos; porque no sabemos cuándo será el tiempo... para que cuando venga de repente [nuestro Señor], no nos halle durmiendo” (Marcos 13:33,36). Hagamos caso, pues, “porque el día y la hora, no lo sabemos” (Mateo 24:36).
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